“El Aceite de Oliva, el elixir del sabor y la salud” El aceite de oliva virgen es un tesoro culinario y un aliado para la salud. Desde sus antiguos orígenes en el Mediterráneo hasta su producción y sus múltiples beneficios, este preciado líquido ha cautivado los paladares y ha sido apreciado por sus propiedades nutricionales. En este artículo, exploraremos su fascinante historia, su proceso de elaboración y sus notables propiedades para la salud. Un Legado del Mediterráneo El aceite de oliva virgen tiene sus raíces en la antigua civilización mediterránea. Los olivos (Olea europaea) han sido cultivados en la región durante miles de años, y su aceite ha sido un pilar en la cocina y la cultura de países como Grecia, Italia y España. Estas tierras bañadas por el sol, con su clima favorable y su suelo fértil, han sido el hogar perfecto para el crecimiento de los olivos y la producción de este líquido dorado. El cultivo de olivos y la producción de aceite de oliva se remontan a tiempos ancestrales en el Mediterráneo. Se cree que los primeros olivos fueron domesticados en la antigua Mesopotamia alrededor del año 6000 a.C., y desde allí se extendieron a través de la región mediterránea. Grecia, cuna de la civilización occidental, desempeñó un papel fundamental en la historia del aceite de oliva virgen. Los antiguos griegos no solo utilizaban el aceite de oliva en su cocina, sino que también lo consideraban sagrado y lo usaban en ceremonias religiosas. Además, valoraban sus propiedades cosméticas y lo empleaban en la elaboración de ungüentos y productos para el cuidado del cuerpo. La cultura romana también tuvo una estrecha relación con el aceite de oliva. Durante el Imperio Romano, se establecieron grandes plantaciones de olivos y se mejoraron las técnicas de cultivo y producción de aceite. Los romanos apreciaban su sabor y utilizaban el aceite de oliva en diversas preparaciones culinarias, así como en ungüentos medicinales y productos para el cuidado personal. En Italia, el aceite de oliva virgen ha sido un componente esencial de la cocina mediterránea desde tiempos remotos. Las distintas regiones italianas han desarrollado variedades de olivas únicas y técnicas de producción específicas que han dado lugar a una amplia diversidad de aceites de oliva virgen con características organolépticas distintivas. España, uno de los principales productores de aceite de oliva virgen del mundo, también tiene una rica tradición en la producción de este líquido dorado. El clima mediterráneo y la variedad de suelos permiten el cultivo de olivos en diferentes regiones de España, lo que da lugar a una amplia gama de aceites con perfiles de sabor únicos. En la actualidad, el aceite de oliva virgen sigue siendo una parte integral de la cultura y la cocina mediterránea. Su legado perdura en cada botella y en cada cucharada utilizada en la cocina. Su sabor distintivo y sus beneficios para la salud continúan siendo apreciados en todo el mundo, convirtiéndolo en un tesoro culinario y un símbolo de la herencia mediterránea. El legado romano en Galicia: el olivo y su llegada durante la romanización de la Península Ibérica en el siglo I. En esa época, conocida como Gallaecia, los romanos se maravillaron al encontrar un clima perfecto para el cultivo de la preciada aceituna. Este fruto era fundamental en la vida romana, ya que no solo lo utilizaban en su gastronomía, sino también como combustible y como base para la elaboración de diversos ungüentos. el valle de As Ermitas, en Terras do Bolo. Estos majestuosos olivares son auténticos monumentos naturales que han sido custodios de siglos de tradición, produciendo uno de los aceites de oliva más exquisitos del país. Imponentes y arraigados en las escarpadas laderas del valle del Bibei, los olivos autóctonos de las variedades Brava y Mansa gallegas dan vida a un aceite de oliva de calidad suprema. El cultivo de la aceituna en As Ermitas es un testimonio de la valentía de los agricultores que trabajan en las ásperas orillas del río Bibei. Aquí se obtiene un aceite de oliva de máxima calidad, extraído de las variedades autóctonas Brava y Mansa gallegas, en armonía con la naturaleza y siguiendo prácticas ecológicas y sostenibles. A Estrada. El clima privilegiado de la comarca de Tabeirós ha despertado la pasión de los productores locales, quienes se han sumado al cultivo del olivo y están logrando resultados asombrosos. Desde 2013, se han plantado alrededor de cuarenta mil olivos como parte de un ambicioso proyecto de recuperación de la tradición oleícola impulsado por las autoridades de A Estrada. Ante el rotundo éxito alcanzado por estas marcas establecidas, es muy probable que en los próximos años veamos una expansión aún mayor de los campos de olivos en el territorio de A Estrada. Quiroga, en la Ribeira Sacra, al sur de la provincia de Lugo, se respira la tradición milenaria en la producción de aceite de oliva en Galicia. Aquí, entre las riberas del Sil, se encuentran los venerables olivos que han perdurado a lo largo de los siglos, testigos vivientes de la época romana cuando el cultivo de la aceituna echó raíces en esta tierra fértil. El clima de Quiroga y sus alrededores es un paraíso para el olivo, donde las variedades autóctonas como la Brava y la Mansa gallegas han sido recientemente reconocidas por el prestigioso CSIC, reafirmando la tradición oleícola de la región. En los alrededores de Quiroga, se alzan molinos de aceite que combinan la tradición ancestral con técnicas modernas, dando vida a cerca de 40.000 litros de aceite de oliva al año. La mitad de esta producción encuentra su camino hacia el mercado, mientras que la otra mitad se destina al deleite de los propios habitantes. Los productores de aceite de oliva de Quiroga se esfuerzan por ofrecer un producto de la máxima calidad, capturando los matices únicos de la aceituna autóctona de la zona. Se está impulsando la creación de una certificación de origen para el aceite de Quiroga, garantizando su procedencia y el proceso de elaboración de este producto